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La expresión “Madre Rusia” encaja perfectamente con la experiencia que yo viví. La gente en Rusia es sorprendentemente cálida, hospitalaria, cariñosa y atenta pero a veces no hay quien los aguante, igual que tus padres.
La primera vez que fui a Rusia, viví en una ciudad perdida llamada Izhevsk durante 9 meses y el choque cultural que tuve la primera semana fue enorme. No me esperaba un sitio tan soviético, gris y viejo. Pero como he dicho, la sorpresa vino al conocer a la gente. A los rusos no les gusta sonreir y pueden ser muy difíciles pero viviendo en un lugar tan alejado hace que los extranjeros sean extremadamente exóticos y ¡los rusos están a deseo de conocerte sólo porque no eres ruso! Me ayudaron con todo y a menudo, me invitaban a sus casas para cenar.
Durante mi segundo año, esta vez como profesora, tuve un acercamiento diferente a la cultura rusa y una experiencia más profunda. La diferencia con mi estilo de vida europe fue gigantesca y pude ver lo que es realmente la burocracia rusa (todavía muy soviética) y lo que es la vida laboral. Si vas a trabajar, hazte a la idea de un primer mes/trimestre de papeleo imposible y funcionarios impasibles.
Este es un país al que amas con todo tu corazón a la vez que lo detestas, prepárate para el contraste de sentimientos más grande que hayas tenido nunca. Estarás deseando volver a tu casa pero sabes que lo vas a echar de menos, y cuando hayas vuelto, buscarás un pedacito de tu vida en Rusia.