Para un adulto, cambiarse de casa suele ser una experiencia estresante que requiere un período de ajuste. En el caso de un niño es incluso más difícil, ya que implica un cambio importante en su entorno: la casa, el colegio y los amigos, algo a lo que probablemente nunca antes se han tenido que enfrentar.
En el caso de un cambio de país hay aún más diferencias, puesto que, dependiendo del país de origen y del país de destino, puede que muchas cosas sean distintas: el idioma, la comida, el clima, la raza, la religión, etc.
Cómo darles la noticia
Debéis hablar con vuestros hijos lo antes posible sobre el cambio que van a sufrir sus vidas y darles una imagen positiva sobre lo que va a significar para ellos. Intentad vendérselo como una aventura o unas vacaciones. Hablar sobre el nuevo sitio y enseñarles fotos es una buena forma de motivarles para que les apetezca el cambio.
Es importante explicarles por qué os mudáis para que entiendan las razones del cambio. También es importante demostrarles que os sentís cómodos con vuestra decisión, así les ayudaréis a sentirse más seguros. Si tenéis dudas o preocupaciones, es mejor no hablarlas con ellos o delante de ellos. Incitadles a hacer preguntas y a hablar de sus sentimientos, tanto de los positivos como de los negativos. Si no tenéis todas las respuestas, es una buena oportunidad para buscar información con ellos sobre el nuevo país.
¿Quién decide?
Hablar sobre los planes que tiene la familia puede ser positivo, pero, desgraciadamente, los niños se resisten a introducir cambios en su rutina y/o entorno.
Hay que tener mucho cuidado a la hora de enfocar esta conversación y puede que sea mejor no incluir a los niños en la toma de la decisión. Una reacción negativa por su parte podría dificultar aún más que acepten el cambio más adelante.
Nuevo idioma
Aunque a los niños no les gustan los cambios, suelen adaptarse más rápidamente que los adultos y están más abiertos a nuevas experiencias y entornos. Un niño que va al colegio hablará con fluidez el nuevo idioma en un período de tiempo muchísimo más corto que el que necesitará un adulto. Esta capacidad de aprender con rapidez eliminará en seguida una de las principales barreras para adaptarse a la vida en un país nuevo.
Es muy importante que los niños empiecen a aprender el nuevo idioma en cuanto estéis seguros de que os vais a mudar. Utilizad recursos como profesores particulares, au pairs, clases, cursos en Internet, ponerles películas en el nuevo idioma, juegos o aprender con ellos. Cualquier esfuerzo que podáis hacer antes de llegar será de gran ayuda.
¿Comida extraña?
Si la cocina del país de destino es muy distinta de la vuestra, buscad restaurantes que la sirvan en vuestra ciudad. Si no, buscad recetas en Internet e intentad cocinar algunos de los platos con los niños.
Diferencias culturales
Informaos de eventos culturales, espectáculos o grupos del país en vuestra ciudad. Podéis preguntar en la embajada del país o buscar en Internet si hay alguna asociación o club. También podéis buscar documentales o programas de viajes.
La idea es que el niño se familiarice con la nueva cultura y le parezca menos “extraña”, al tiempo que se le involucra de manera positiva en el proceso de descubrir una cultura distinta.
Preparando la mudanza
Si no os vais a llevar todo, podríais dejar que los niños decidan qué quieren llevarse. Les podéis ayudar a hacer las maletas y darles la responsabilidad y libertad de deshacerlas y de organizar su nueva habitación. Esto les facilitará el “decir adiós” a las cosas que hayan dejado atrás. Aseguraos de que estén informados sobre cuándo se va a hacer cada cosa y de que sientan que forman parte de la mudanza.
La despedida
El cambio más traumático para los niños es no tener contacto directo con sus familiares y amigos. Aseguraos de que antes de irse puedan pasar tiempo con las personas que son importantes para ellos y organizad fiestas o eventos especiales para celebrar la ocasión de forma positiva.
Hasta que hagan nuevos amigos, su círculo de “personas de confianza” se reduce a la unidad familiar, y puede ser un período duro para ellos. El correo electrónico y los chats de vídeo son herramientas muy útiles para que los niños puedan mantener el contacto con familiares y amigos, ¡utilizadlos!
Un hogar fuera de casa
Intentad crear un entorno familiar en casa desde el principio. Esto puede resultar complicado, sobretodo si al principio estáis en un alojamiento temporal, pero unas simples fotos familiares, dibujos y juguetes favoritos pueden servir para recrear tu hogar en la mente del niño.
El nuevo colegio
Si conseguís el colegio antes de llegar, preguntad si podríais poner a vuestros hijos en contacto con algún niño de allí a través de correo electrónico o postal. Hablad con los niños sobre el nuevo colegio y enseñadles fotos.
Cuando les preparéis para su primer día, hablad con ellos sobre sus preocupaciones y proporcionadles todo el apoyo y ánimo que podáis. Hablad con ellos sobre las experiencias de los primeros días y actuad inmediatamente si surge cualquier problema. Una buena adaptación a su nuevo entorno es esencial para su bienestar.
Hacer amigos
Intentad crear todas las oportunidades que podáis, y aprovechad las que se presenten, para que vuestros hijos hagan amigos: invitad a casa a los hijos de los vecinos, llevad a los niños al parque, hablad con otros padres del colegio y contactad con otros expatriados que vivan en la zona. Hacer un esfuerzo para conocer a gente ayudará a que, tanto vosotros como vuestros hijos, os hagáis un círculo de amistades. Otra forma de que vuestros hijos conozcan gente nueva es apuntarles a clubs o a actividades que les puedan interesar.
Descubrid cosas juntos
En el período inmediatamente posterior a la mudanza se suele estar muy ocupado, pero deberíais intentar reservar algo de tiempo para salir a explorar el nuevo sitio con los niños. Proporcionarles unas cuantas experiencias divertidas es una buena forma de ayudarles a adaptarse, al tiempo que les demostráis que queréis ayudarles a descubrir y a disfrutar de su nuevo país.
Y recordad…
Hablad, hablad y hablad. Reforzar (e incluso mejorar) vuestra forma de comunicaros con cada niño es más importante que nunca a la hora de cambiarse de país. Probablemente, tanto ellos como vosotros, pasaréis por momentos duros, y necesitaréis estar ahí para escucharles y ayudarles a superarlos. Vivir en otro país es una experiencia fantástica para un niño, les abre la mente y les proporciona una experiencia vital que será muy buena para su futuro.